A la tradicional procesión del Nazareno y Virgen de los Dolores se unió la del Santísimo Cristo del Amor que, el Jueves Santo, no pudo hacer su recorrido procesional por causa de la lluvia.

El Viernes Santo iniciaba su actividad procesional con la Cruz de Guía y cirios parroquiales a las 10:00 horas con escasa presencia de fieles debido a la amenaza de lluvia y bajas temperaturas. Pero la salida del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno portado por costaleros cofrades y acompañado de nazarenos ataviados con túnica morada ceñida con cinturón amarillo, capirote blanco y cirio morado, junto a autoridades religiosas, civiles y militares y la Banda de cornetas y tambores “La Unión” fue agregando fieles devotos al recorrido. Este año las novedades hacen referencia a las restauraciones del bordado del manto, cruz, corona y peana.

Acto seguido, la Cofradía de la Santísima Virgen de los Dolores comenzaba su desfile procesional con la novedad de 60 penitentes ataviadas con túnica negra, cinturón de cordones de oro, capirote negro y capa blanca, junto a más de una treintena de costaleros con pantalón y camisa negra con insignia de la Hermandad bordada en oro. Le arropaban las hermanas de la Junta de Gobierno junto a otras 15 hermanas vestidas con la tradicional mantilla española y la Banda Municipal de Música.

Finalmente, el Cristo del Amor reclinado sobre una bella alfombra de claveles rojos cerraba le cortejo procesional portado por un grupo de jóvenes costaleras con la indumentaria de túnica negra y capirucho morado y acompañado de cerca de un centenar de penitentes y grupo de tambores conformado por jóvenes cofrades de la Hermandad.

Durante el recorrido procesional hubo momentos de gran emoción y sentimiento al paso de las imágenes por determinados enclaves en que residen cofrades que no pueden acompañar en la procesión por causas de enfermedad o impedimento físico, como los residentes de la Residencia de Mayores que aportaron su granito de arena al esplendor del Viernes Santo con la donación de ramos de flores a los pasos del Nazareno y Virgen de los Dolores. Este sentimiento también quedó patente en las flechas o dardos de amor y consuelo de las saetas de los cantaores Diego Ayllón y Alfonso Cantizano dirigidas al Nazareno y a la Virgen de los Dolores como pésame o exaltación del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección, siendo muy emotivas las saetas cuarteleras que entonaron “a capela” al final de la procesión en la plaza de la Iglesia. Uno de los momentos más emocionantes ha sido la bendición del Nazareno en la que los pequeños levantaban sus hornazos para ser bendecidos y el encuentro del Hijo y Madre al ritmo de la marcha procesional “La Madrugá” interpretada por la Banda Municipal de Música de Almedinilla. Y, es que la Semana Santa almedinillense es una colección de sentimientos vividos con intensidad y devoción que enorgullecen a un pueblo sencillo, acogedor y trabajador.