Crisol es la palabra que, por analogía con el funcionamiento de los hornos, se utiliza para hacer referencia al origen variado de los habitantes de los Estados Unidos de América, y si uno lo piensa bien, nuestra sociedad peninsular ibérica no es otra cosa que otro crisol, una amalgama de pueblos nativos que se han mezclado con aportaciones externas y que han resultado, querámoslo o no, en lo que somos.

Del mismo modo que nosotros como país hemos nacido de una mezcla, nuestras representaciones culturales son un reflejo de esa rica combinación. Y la copla es eso también. Del siglo XVIII la tonadilla escénica y la canción andaluza tradicional, el cuplé, que hunde sus raíces en el siglo XIX, la revista en parte, y la zarzuela, una versión muy hispana de algo que se parecía a la ópera.

Y éste cóctel se ha agitado y se ha servido en doble sesión el pasado 16 de septiembre en la Casa de la Cultura de Almedinilla. Nuestro particular crisol de edades, gustos e intereses que es la Banda Municipal de Almedinilla y un destacable elenco de artistas locales escenificaron un espectáculo que llevaba gestándose meses y que venía a repartir ilusión entre el variado público que se acercó ese sábado al teatro.

Destapaba la coctelera Ana Gutiérrez con Viva el Pasodoble que arrancó en ambas sesiones calurosos aplausos. Manuela Calmaestra nos servía La Zarzamora y el público se la bebía con deleite. Rocío, cantada por Valeriano Ariza dejaba un regusto a cariño familiar que a todos encantó. José Gallardo se atrevió con El Beso y tocó labios y oídos con una dulzura inigualable. Apurada la mitad de la copa de copla Valeriano Ariza volvía con ¡Chiclanera!, terciopelo puro en su voz. Y, cómo no, toda buena combinación tiene su toque sorpresa, y en este caso fue la clarinete primero de la banda Concepción Osuna arrancándose por Francisco Alegre, dulce entre sabor salado o salado entre el dulce. Vaso ya medio vacío, vuelve Valeriano Ariza y nos canta Ay, Mi Sombrero. Último trago, Valeriano y José Gallardo apuran Mi Huelva tiene una ría. ¿De verdad que no queda más en la coctelera? Sí, aún nos pueden ofrecer otra sorpresa. Los cinco cantantes juntos sobre el escenario nos dan las sabrosas últimas gotas de su arte cantando Soy Cordobés y, animando al respetable a acompañarles, reciben olés y una cerrada ovación por una velada de valentía, ilusión, trabajo y ensayos por parte de cantantes y una más acrisolada que nunca Banda Municipal de Almedinilla bajo la batuta de su joven y extraordinario director, Gabriel Martín Cueto.

Muchas gracias a todos ellos y esperamos que se repita tanto este proyecto como otros similares que nos hagan soñar con mezclas inverosímiles pero maravillosas.